Disfunción Sexual, Calidad de Vida y Esclerosis Múltiple
Disfunción Sexual, Calidad de Vida y EM
Las pacientes que padecen esclerosis múltiple, suelen tener disfunciones sexuales diversas, que generan un impacto negativo sobre su calidad de vida y deben recibir la información y el tratamiento adecuados para superarlas.
Introducción
Los trastornos sexuales tienen una prevalencia muy alta en mujeres que padecen esclerosis múltiple (EM) comparados con la población en general. Sin embargo, hasta el 63% de las pacientes no mencionan a sus médicos las dificultades para tener o mantener relaciones sexuales. Esto provoca no sólo una falta de consejo profesional para mejorar la calidad de vida, sino también un déficit de prevención para detectar signos tempranos de otras causas de disfunciones sexuales como enfermedad cardiovascular, dislipidemia o diabetes.
La EM es una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes en adultos jóvenes; estas personas pueden padecer trastornos del músculo esquelético como espasticidad y debilidad, disfunciones autonómicas que afecten la vejiga y el intestino, dolor, trastornos cognitivos y, además, efectos adversos de la medicación administrada en forma concomitante. Todas estas condiciones pueden afectar la función sexual de manera directa o indirecta.
Tipos de disfunciones sexuales en mujeres que padecen EM y su prevalencia
Las disfunciones sexuales asociadas a esta patología pueden ser primarias, secundarias o terciarias. Las consecuencias primarias están relacionadas con el avance de la enfermedad; abarcan la falta de lubricación y sensibilidad genital, la disminución del deseo sexual y disfunciones orgásmicas. Las disfunciones secundarias están relacionadas con cambios físicos que afectan la sexualidad como fatiga, debilidad muscular, espasticidad, trastornos de vejiga e intestino, movilidad reducida, dolor y efectos adversos farmacológicos. Los aspectos terciarios son de carácter psicosocial y están relacionados con los cambios en la imagen, falta de confianza y depresión entre otros.
Entre el 34% y el 85% de las mujeres que sufren EM han reportado trastornos que afectan su sexualidad y su calidad de vida; el 84.6% han reportado al menos un trastorno mientras que el 34.8% y el 12.9% han reportado 5 o más y 10 o más trastornos respectivamente.
Hasta un 74.4% de las mujeres han reportado un deseo sexual disminuido; el 48.4%, una disminución en la lubricación, y un 44.9%, disfunción orgásmica. La dispareunia afecta a entre el 31% y 72% de las mujeres con esta patología y se han descrito otros problemas como falta de interés sexual, orgasmo disminuido o retrasado, y falta de sensación genital.
Entre el 29.1% y 35.5% tienen trastornos sexuales secundarios y hasta el 29.5% tienen problemas terciarios asociados con el miedo al rechazo y falta de confianza.
Cuestionarios para evaluación
La herramienta principal para la evaluación de las disfunciones sexuales en general y en pacientes con MS en particular son los cuestionarios, ya que permiten la realización de una entrevista para comenzar a evaluar los síntomas y proveen un marco para el diagnóstico y el posterior tratamiento. Además, las versiones más cortas de estos cuestionarios son útiles para pacientes con déficits neurológicos.
La tabla 1 menciona muchos de estos cuestionarios como el Cuestionario para la Intimidad y la Sexualidad en Esclerosis Múltiple (MSISQ-19, por sus siglas en inglés) y el Cuestionario de Función Sexual Femenina (SFQ28) para la evaluación de disfunciones sexuales, la Escala Expandida de Discapacidad (EDSS) para determinar el grado de discapacidad. Se pueden emplear además cuestionarios como Pasos de Enfermedad Determinados por el Paciente (PDSS), Escala de Desempeño (PS) y Medición de Independencia Funcional (FIM). La Encuesta de Satisfacción Sexual (SSS) suele ser utilizada para determinar los paradigmas funcionales y la satisfacción sexual personal.
MSISQ-19 y su versión abreviada, MSISQ-15, miden los tres dominios de disfunción sexual, aunque el último no distingue entre problemas relacionados con EM y no relacionados con ésta.
Tabla 1. Herramientas de evaluación utilizadas en la literatura sobre mujeres con esclerosis múltiple (EM)
Función sexual | Discapacidad | Calidad de vida | Depresión | Función urodinámica | Satisfacción sexual | Estatus mental | Ansiedad |
MSIS1-19 | EDSS | SF-12 | BDI-II | ICIQ-FLUTS | SSS | MMSE | HARS |
SFQ28 | PDSS | MSQoL-54 | HDRS | UDI-6 | |||
ASEX | FIM | CESD | |||||
FSFI | GNDS | ||||||
PISQ-12 | MRI | ||||||
GNDS | QSE | ||||||
PEQ | |||||||
MSIS1-15 |
Se han mencionado ensayos como el Análisis Cuantitativo Sensorial (QST), que mide los déficits neurológicos relacionados con el área genital en términos de la detección de temperatura y vibración, con correlaciones significativas entre umbrales sensitivos (principalmente en la vibración del clítoris) y disfunción sexual.
Se ha empleado la medición de potenciales evocados para determinar los déficits genitales; la disfunción orgásmica estaría relacionada con este trastorno neurológico.
Algunos autores han evaluado la disfunción autonómica en mujeres con EM a través de la Respuesta Simpática de la Piel (SSR). Si bien no han encontrado correlación entre la SSR de la zona genital y las disfunciones sexuales, sí se observó una anormalidad más pronunciada en las zonas genitales respecto de otras partes del cuerpo en mujeres con EM.
Factores que afectan la función sexual en mujeres con EM
Mediante el cuestionario EDSS se ha podido correlacionar el nivel de discapacidad con la disfunción sexual en estos individuos: los puntajes más bajos de esta encuesta están asociados con cambios en la lubricación vaginal, capacidad para llegar al orgasmo y sensaciones orgásmicas. Otros cuestionarios como el PDDS y PS, y técnicas de obtención de imágenes como la resonancia magnética se han empleado para investigar la relación entre disfunciones sexuales y discapacidad física.
Si bien se han podido correlacionar algunas lesiones con los trastornos de la sexualidad, los resultados son contradictorios; la anorgasmia estaría relacionada con lesiones del tallo cerebral, trastornos piramidales y área total de la lesión.
Otro factor vinculado es la edad, aunque existe controversia al respecto. La edad al momento de la aparición de la enfermedad no es un factor predictivo de disfunción sexual en mujeres, aunque la progresión de la enfermedad sí está correlacionada con las consecuencias secundarias; este tipo de trastornos antes listados contribuye a la disfunción sexual. En particular, la disfunción vesical se encuentra correlacionada, aunque se ha señalado que las mujeres con un mayor nivel de preocupación por la incontinencia tienen un mayor nivel de función orgásmica que aquellas que no lo sufren. Otros trastornos implicados comprenden los trastornos intestinales, la espasticidad, el dolor, la fatiga y la menstruación (durante esta se observa un aumento del dolor y la espasticidad).
Los efectos adversos de la medicación impactan en la función sexual, principalmente los fármacos anticolinérgicos y los antidepresivos, así como el consumo de alcohol y tabaco.
Dentro de las consecuencias terciarias que se correlacionan con esta condición se puede mencionar la cantidad de hijos y los años de matrimonio, así como la falta de apoyo por parte del cónyuge, el nivel económico y el nivel educativo. El nivel de trastornos cognitivos parece tener una correlación inversa con el desarrollo de disfunciones sexuales.
Manejo de disfunciones sexuales en mujeres con esclerosis múltiple
Debido a la naturaleza compleja de la función sexual, los autores recomiendan tratar tanto los aspectos físicos como los psicosociales de esta condición. Existe muy poca bibliografía sobre la disfunción sexual femenina en pacientes con EM. Se ha demostrado que el sildenafilo puede ser empleado, ya que mejora la lubricación, pero no la habilidad de alcanzar el orgasmo. Los bloqueantes alfa adrenérgicos pueden facilitar la relajación de la musculatura lisa al combinarlos con inhibidores de la fosfodiesterasa, aunque son necesarias más pruebas para garantizar este resultado.
La aplicación tópica de estrógeno y la combinación de estrógenos y metiltestosterona mejorarían la libido y la lubricación vaginal, aunque en el último caso se deben considerar los efectos adversos sobre los caracteres sexuales, el aumento del vello facial y el aumento ponderal.
Los hombres y mujeres con EM han empleado vibradores (19.1%), medicación (14.8%) y consejo médico (4%) para compensar sus problemas sexuales; de hecho, el 45% de las mujeres con EM experimentan un alto grado de satisfacción sexual. Por esta razón es necesario tener en cuenta la naturaleza compleja de la sexualidad femenina y los síntomas de esta enfermedad.
Algunos autores advierten sobre los efectos adversos relacionados con la actividad sexual de la medicación antidepresiva, dado que pueden retrasar o incluso abolir los orgasmos durante el coito. Por esta razón los médicos deben considerar alternativas que van desde disminuir la dosis de la droga hasta el cambio por fármacos con menos riesgos sobre esta función como los antagonistas serotoninérgicos.
Respecto de las consecuencias secundarias, es deseable que las mujeres que padecen EM planeen su actividad sexual para evitar consecuencias como fatiga y dolor. Es necesario que se discutan soluciones para dificultades específicas como el posicionamiento debido a la espasticidad, manejo de catéteres y la incontinencia asociada a la ansiedad. Una alternativa puede incluir el consejo sobre sensaciones eróticas en áreas extragenitales.
En cuanto al plano psicosocial y al carácter subjetivo del placer, es deseable que se enfoquen las intervenciones en una mejora de la relación de pareja y la comunicación para mejorar la actividad sexual.
Conclusiones
La EM es una enfermedad compleja y progresiva con consecuencias primarias, secundarias y terciarias en la función sexual. Las pacientes deben tener ayuda profesional para expresar sus necesidades y recibir información adecuada y tratamiento para superar estas dificultades. La evaluación debe ser continua para ajustar el tratamiento a la condición neurológica y el déficit sexual.
Resumen objetivo elaborado
por el Comité de Redacción Científica de SIIC sobre la base del artículo
Sexual Disorders in Women with MS: Assessment and Management
de
Cordeau D, Courtois F
integrantes de
University of Quebec, Montreal, Canadá
El artículo original, compuesto por 11 páginas, fue editado por
Annals of Physical and Rehabilitation Medicine
57(5):337-347, Jul 2014
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