Esclerosis Múltiple y fatiga
Esclerosis Múltiple y fatiga
La fatiga, como síntoma, se diferencia de la sensación de cansancio; este último aparece en la mayoría de la población al terminar ciertas actividades o al final del día y, en general, se resuelve con una buena noche de sueño. La fatiga, molestia habitual de los pacientes que tienen Esclerosis Múltiple (EM; el 80% de las personas con EM la presentan), es la pérdida diaria, inusual o excesiva de energía, que se manifiesta con cansancio en todo el cuerpo y que no mejora con el sueño. Además, aparece de forma repentina y empeora con la humedad, el calor y a medida que avanza el día. La fatiga puede ser aguda, con duración menor de un mes, o crónica, que persiste de 1 a 6 meses o más. La fatiga no sólo impide el funcionamiento normal de la persona sino que, además, afecta su calidad de vida.
¿Qué puedo hacer con la fatiga que se relaciona con mi EM?
Aunque la mejor manera de controlar la fatiga relacionada con la EM es tratar la enfermedad, hay ciertas recomendaciones que puede seguir para disminuirla: en primer lugar, evalúe su situación personal y determine cuál es su nivel de energía. Puede hacer un diario donde enumere las actividades realizadas durante una semana. Anote en qué momentos sintió más fatiga, y en cuáles estuvo más activo y revise si la fatiga se relacionó o no con una actividad o algún otro factor.
Identifique los signos de alarma de fatiga, como ojos cansados, piernas débiles, cansancio en todo el cuerpo, rigidez en los hombros, disminución o pérdida de la energía, incapacidad para concentrarse, debilidad o malestar, aburrimiento o pérdida de motivación, somnolencia, aumento de la irritabilidad, nerviosismo, ansiedad o impaciencia.
En segundo lugar, conserve su energía. Planee y organice su trabajo, cambie sus objetos de lugar para tenerlos a mano y evitar desplazarse para buscarlos, delegue tareas cuando lo considere y simplifique el día a día al máximo. Priorice sus actividades y utilice su energía en las más importantes.
Combine períodos de trabajo con momentos de descanso. Considere que es mejor tomar un momento para descansar antes de que comience la fatiga y que los descansos cortos serán beneficiosos. Es importante mantener un ritmo moderado para realizar las actividades y evitar las tensiones.
Practique una buena higiene postural. En el trabajo y en el día a día intercambie la posición sentada por estar de pie. Debe sentarse en sillas con buen soporte lumbar, que permitan apoyar la espalda en forma recta y cuyo nivel pueda ajustar para evitar doblarse. Para levantar cargas pesadas, flexione sus rodillas y utilice los músculos de las piernas, y no los de su espalda, para hacer el esfuerzo; intente cargar varias cosas pequeñas y no una grande. Evite trabajos que aumenten la tensión muscular, en los que, por ejemplo, tenga que alcanzar algún objeto por encima de su cabeza.
Identifique las situaciones que le causan fatiga y trate de evitarlas; por ejemplo, baños largos de agua caliente, la humedad, situaciones que generen estrés, temperaturas extremas, el cigarrillo, etcétera.
En tercer lugar, coma adecuadamente. Si no come los alimentos adecuados y en cantidades suficientes, la fatiga se puede agravar. Mantener una buena nutrición puede ayudar a que se sienta mejor y con más energía.
En cuarto lugar, realice ejercicio. La disminución de la actividad física, que puede ser el resultado de la enfermedad o de su tratamiento, puede provocar cansancio y falta de energía. Los científicos hallaron que, incluso los atletas sanos, que deben pasar largos períodos en la cama o sentados, tienen sentimientos de ansiedad, depresión, debilidad, fatiga y náuseas. El ejercicio regular y moderado puede disminuir estos sentimientos, ayuda a mantenerse activo y aumenta la energía.
Por último, aprenda a manejar el estrés. Controlar el estrés ayuda a disminuir la fatiga, por eso es importante ajustar las expectativas y, en lugar de tratar de hacer diez cosas al día, intente hacer dos con efectividad. Las demás las puede realizar los días siguientes. Busque apoyo de familiares, amigos y grupos de soporte, que entiendan su enfermedad y la presencia de síntomas como la fatiga; esto lo ayudará a sentirse más tranquilo.
Algunas técnicas de relajación para combatir el estrés, como las técnicas de respiración profunda o de visualización, pueden ser eficaces; también realizar actividades como lectura o escuchar música, que alejen su atención de la fatiga, pueden ser útiles. De igual manera, se va aprendiendo a comprender la fatiga y «respetarla», es decir, no tratar de vencerla exigiendo más de la cuenta.
Es muy importante que su entorno familiar o laboral sepa que la EM produce fatiga y no interpreten que usted no quiere hacer cosas.
Usted y su entorno deben entender que la EM tiene «malos días» y otros mejores en relación a la fatiga.
¿En qué momento debo consultar al médico acerca de la fatiga?
La fatiga es un síntoma común y frecuente en los pacientes con EM; sin embargo, debe mencionar a su médico la molestia que conlleva este síntoma o si se intensifica, ya que, en ocasiones, la fatiga es clave para identificar algún otro trastorno clínico subyacente. Además, en algunos casos puede existir tratamiento clínico que ayude a prevenir la fatiga.
Título Periodístico: La Fatiga en la Esclerosis Múltiple
Título original: Multiple Sclerosis and Fatigue
Traducción textual: Esclerosis Múltiple y Fatiga
Autores: WebMD Medical Reference
Fuente: WebMD Medical Reference. Multiple sclerosis and fatigue [Publicado 2016 Abr 24; consultado 2017 Jul 17]. Disponible en: http://www.webmd.com/Múltiple-sclerosis/guide/ms-related-fatigue#3